Ventiladores detecho

Uno de esos artefactos que encontramos en cualquier casa y que resulta algo curioso tanto para humanos como para nuestras mascotas.



Lo que no podemos negar es que antes de la llegada de los aires acondicionados modernos, en la mayoría de las casas encontrábamos este sistema de enfriamiento que podía salvarnos de sufrir las inclemencias del verano o disipar rápidamente olores indeseables.


Este sistema llamado ventilador de techo a veces sencillo y minimalista, a veces adornado con madera o metales grabados (en el caso de los más antiguos), a pesar de que aparezca algo moderno, tiene una historia particular que se remonta a bastante tiempo atrás y que, a continuación, vamos a contarte con lujo de detalles.

Historia

La primera aparición de los ventiladores, encontrados por historiadores y antropólogos en pinturas y arte sobre jarrones y vasijas, data de la época del Antiguo Egipto y la Antigua Grecia, donde eran accionados de manera manual o mediante un sistema de aspas que eran arrastradas por una corriente de agua, conocidos como flabellum. En la cultura árabe, también se encontró un sistema de ventilación que tuvo el nombre de Abano y que consistía en un mecanismo colgado en el techo mediante el cual una polea movía una seria de telas gruesas que agitaban el aire en el interior de las carpas.


Sin embargo, la aparición del primer sistema moderno de ventiladores de techo fue en los Estados Unidos y se remonta a los años 1860 a 1870, una época en la que todavía no se había inventado el motor eléctrico. Este primer intento funcionaba, al igual que varios métodos antiguos, mediante el poder producido por el correr del agua que era impulsaba hacia una turbina; este sistema podía funcionar con varios ventiladores, por lo que se volvió bastante popular en varias tiendas y comercios de todo tipo a lo largo del continente.


Pero no faltó mucho, sino 10 años, para que en 1882, el ingeniero alemán Philip Diehl, inventara el primer ventilador de techo eléctrico. Este nuevo sistema de ventilación, llamado “Diehl Electric” incluía su propio motor, por lo que no era necesaria una correa de transmisión para su adecuado funcionamiento como en otros sistemas.


La invención de Diehl tuvo que hacer frente rápidamente a una fuerte competencia, debido a que durante el mismo período, en Estados Unidos, un inventor llamado Schuyler Skaats Wheeler, había creado un sistema similar, pero más pequeño y diseñado para funcionar sobre una mesa que fue distribuido por la empresa Neoyorquina, Crocker & Wheeler, que en un abrir y cerrar de ojos llegó a los hogares de cientos de norteamericanos.


Ya para la época de la Primera Guerra Mundial, los avances tecnológicos permitieron la creación del ventilador de techo, como hoy los conocemos, con cuatro aspas en lugar de las dos, que era como se fabricaban originalmente, lo que ayudó a que estos sistemas fueran más silenciosos, pudieran ubicarse en cualquier espacio y tuvieran una mayor capacidad para mover aire.


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